miércoles, octubre 29, 2008

Víspera de fin de semana.
Viajando hacia Punta del Diablo.
Parador "María Esther" a la entrada de la ciudad de Rocha, sobre la ruta.
Tres cortados, un café.
-¿ Van a comer algo? Hay sandwiches calientes y bizcochos.
( Nunca pintó traernos un menú).
- Bueno, bizcochos.
- ¿ Qué bizcochos? ¿ Pueden ser medialunas?
- Seee.
La chica nos deja una canasta llena de bizcochos de todas la variedades ( menos medialunas).
Comemos y tomamos conversando sin prestar mucha atención.
Pedimos la cuenta.
La chica pregunta: - ¿ Cuántos bizcochos comieron?
- !!!!!!!!!
- ??????
- No sabemos, pero es fácil, contá cuántos hay y lo que falta es lo que comimos.
Cara de pánico de la "moza"
- ¿ No sabés cuántos trajiste?
- Nooo
- Bueno, te pagamos todos.
- Nooo, a verrr, más o menos, cuantos comieron...
- Yo comí un cañoncito, dos rosquitas...
Nos miramos con cara de lo menos que pensé es contar lo que comía ( en determinado momento esa canasta nos llamó la atención pero nunca pensamos que el recipiente de mimbre seguiría dando vueltas toda la mañana por las mesas de "María Esther", un asco).
Cosas que sólo pasan en mi país verde y herido, comarquita de veras, patria pobre.

lunes, octubre 20, 2008

Abuela Morocha.
Edad real: 91 años. Según ella: 101 años ( primer mujer que se agrega edad).
Camina con las manos hacia adelante ( días después de ir al oftalmólogo y que le diagnosticaran cataratas): - "¡Qué horrible, no veo, estoy ciega, estoy ciega!"
En su "campo visual-ciego" entra la televisión emitiendo una imagen del cantante Sandro cuando era joven.
-" ¡Qué bien que está Sandro! ¡No tiene una arruga! ¿ Se habrá hecho una cirugía?"
Sin comentarios.

jueves, octubre 16, 2008

Salí del trabajo y el supermercado estaba cerrado.
Fui al local que queda abierto en la noche.
Es pequeño, tiene la puerta en el medio y al entrar a la izquierda está el policía de seguridad y a la derecha la cajera.
Entré apurada y "manotié" lo que pensé que era un carro y "tironié" de él.
Como el vehículo en cuestión permanecía sin moverse centré mi atención en lo que era un recipiente enorme de metal color rojo lleno de atados de leña.
Está de más escribir que era a esa tremenda cosa pesada que mi mano estaba aferrada tratando de moverla para depositar lo que compraría.
Y que en el reducido lugar, visitado cientos de veces por mi, nunca ha habido carros sino pequeños canastos de plástico.
Y que al uniformado sentado al lado, tentado de risa y silencioso, le alegré por unos minutos lo que prometía ser otra noche aburrida.

domingo, octubre 12, 2008

Uru llevando a sus hijos al shopping.
Uno a dejar en arreglo el amplificador del bajo.
Una a comprar zapatos para bailar tango.
Hijo: "Mami, una chica que acabo de conocer me dijo que es bipolar"
Hija: "¿ Qué es eso?"
Uru: " Es algo así como una persona que de pronto está re bajoneada y de pronto camina por las paredes, no tiene término medio."
- Silencio -
Uru: " Vendría a ser algo parecido a mi".
Hijos ( a risas y a dúo) "¡ En eso estábamos pensando!"

jueves, octubre 09, 2008



Ayer esperando un ómnibus hice algo de lo que no me enorgullezco. En un momento fui rodeada por cuatro personas, un hombre, una joven que pensé que era su pareja, otra jovencita y un niño. Instintivamente apreté mi cartera contra mi cuerpo y comprobé que estuviera cerrada. Al instante me arrepentí de juzgar por el aspecto y aunque los demás ni se deben de haber percatado de mi acción, les comenté, como pa'reinvindicarme, que había que ser más cariñoso, ya que la chica más grande había abrazado al hombre y éste le había contestado "Saaaleeee" .

Eso llevó a que el hombre con una cara re feliz y una sonrisa con cuatro dientes me contara que todos eran sus hijos: "Esta tiene doce años", señalando con la cabeza a la más alta que parecía mayor, " ésta tiene once", cabeceando para el otro lado "y aquel tiene ocho" señalando con los ojos al niño que estaba parado al lado mío. Luego me contó que tenía diez hijos. Uru: "¡ Diez hijos! Tú si que has poblado la patria!".

Que tenía nueve nietos. Uru: "¡Nueve nietos! Qué abuelo más joven!".

Que tenía cuarenta y dos años. Uru: "¡ Cuarenta y dos años! Al ritmo que lleva la familia seguramente vas a conocer a tus tataranietos!".

A esa altura noté que "la de once" se había pegado al padre y me miraba con cara de "si no te callás peluda te salto encima y te arranco todas las greñas" y como sonido de fondo la voz del padre diciéndome algo de "hay que probar al norteño para ver como funciona". Como, además de hablar cuando no me llaman, leer las mentes de los demás, repetir como un loro todo lo que me dicen cuando algo me llama la atención, me aflora de vez en cuando una inocencia no digna de mis cuarenta y pico, pensé que el padre-abuelo me hablaba del ómnibus que iban a tomar, de que la empresa se llamaría "El Norteño" y que no había entendido la frase porque estaba concentrada en descifrar lo que decían los ojos de aquella pichona de mujer.

Cuando al padrillo le contesté con un "¿Cómo? me contestó con un "Que tendríamos que probar al Norteño para ver cuanto rinde". Juro que no entendí la frase y me despedí con un "¡Suerte!" mientras subía al bus. Pero reflexionado sobre lo increíble de encontrarse con un padre y abuelo tan joven, tan productivo y tan desdentado, me di cuenta que quizás "El Norteño" no era un ómnibus y que la mirada de la niña podría significar "¡este hombre tiene dueña y es mi madre, recatate, vieja, o te pico toda!".

¡ Bendita Inocencia! ¡ Qué boluuuuuu!!!!!

jueves, octubre 02, 2008

Hoy hallé
flores bien lindas
entre la puerta
refugio
y el portón
hacia los demás.
Seguramente
ya estaban allí
pero
esta mañana
las descubrí.
Sutil diferencia
entre el ver
y el mirar.
Yo creo el mundo
en el cual
me gusta vivir.
A veces
me olvido
que es así.