jueves, octubre 09, 2008



Ayer esperando un ómnibus hice algo de lo que no me enorgullezco. En un momento fui rodeada por cuatro personas, un hombre, una joven que pensé que era su pareja, otra jovencita y un niño. Instintivamente apreté mi cartera contra mi cuerpo y comprobé que estuviera cerrada. Al instante me arrepentí de juzgar por el aspecto y aunque los demás ni se deben de haber percatado de mi acción, les comenté, como pa'reinvindicarme, que había que ser más cariñoso, ya que la chica más grande había abrazado al hombre y éste le había contestado "Saaaleeee" .

Eso llevó a que el hombre con una cara re feliz y una sonrisa con cuatro dientes me contara que todos eran sus hijos: "Esta tiene doce años", señalando con la cabeza a la más alta que parecía mayor, " ésta tiene once", cabeceando para el otro lado "y aquel tiene ocho" señalando con los ojos al niño que estaba parado al lado mío. Luego me contó que tenía diez hijos. Uru: "¡ Diez hijos! Tú si que has poblado la patria!".

Que tenía nueve nietos. Uru: "¡Nueve nietos! Qué abuelo más joven!".

Que tenía cuarenta y dos años. Uru: "¡ Cuarenta y dos años! Al ritmo que lleva la familia seguramente vas a conocer a tus tataranietos!".

A esa altura noté que "la de once" se había pegado al padre y me miraba con cara de "si no te callás peluda te salto encima y te arranco todas las greñas" y como sonido de fondo la voz del padre diciéndome algo de "hay que probar al norteño para ver como funciona". Como, además de hablar cuando no me llaman, leer las mentes de los demás, repetir como un loro todo lo que me dicen cuando algo me llama la atención, me aflora de vez en cuando una inocencia no digna de mis cuarenta y pico, pensé que el padre-abuelo me hablaba del ómnibus que iban a tomar, de que la empresa se llamaría "El Norteño" y que no había entendido la frase porque estaba concentrada en descifrar lo que decían los ojos de aquella pichona de mujer.

Cuando al padrillo le contesté con un "¿Cómo? me contestó con un "Que tendríamos que probar al Norteño para ver cuanto rinde". Juro que no entendí la frase y me despedí con un "¡Suerte!" mientras subía al bus. Pero reflexionado sobre lo increíble de encontrarse con un padre y abuelo tan joven, tan productivo y tan desdentado, me di cuenta que quizás "El Norteño" no era un ómnibus y que la mirada de la niña podría significar "¡este hombre tiene dueña y es mi madre, recatate, vieja, o te pico toda!".

¡ Bendita Inocencia! ¡ Qué boluuuuuu!!!!!

4 Comments:

At 10 de octubre de 2008, 1:16:00 a. m. UYST, Blogger Miyita said...

jajajajajajajajajaja.
Mi queridísima Uru, en la inocencia supina o no, boludas o no, reidas o no...hermanas. No se que tipo de tara sea esa, o a lo mejor nos falta el gen de la malicia, o no se...pero la entiendo bien, demasiado bien. ¿Sabe qué pienso de verdad? que como no somos maliciosas ni mal pensadas ni menos mal intencionadas nos pasa eso. Abrazos y besos mi miga

 
At 10 de octubre de 2008, 9:38:00 a. m. UYST, Blogger Fodor Lobson said...

jajajajjajajajajaja
jajajajajajjajajaj
jajajajajajjajajaja

qué levante tiene usté Uru, hasta sin darse cuenta. La nena debía estar pensando: ¡Basta de hermanos, Baaaasta de hermanooos!

 
At 12 de octubre de 2008, 9:55:00 p. m. UYST, Blogger Gustavo said...

El hombre le estaba promocionando la mercancía. Se ve que va a tener que hablar con su asesor de marketing para cambiarle el nombre al producto según el público objetivo.

Le mando un beso igual de inocente.

 
At 12 de octubre de 2008, 11:12:00 p. m. UYST, Blogger lauruguacha said...

miyita: tiene razón. Yo siempre parto de la base de que mi interlocutor es bien intencionado y a veces termino siendo la reina del despiste!

fodor: aunque a mi edad, en vez de hermanos ya le daría sobrinos! jajajajajaja!!!!

gustavo: y ponerse una dentadura, aunque si es verdad lo que contó se ve que la falta de dientes no es ningún impedimento!

 

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