miércoles, noviembre 29, 2006

¡Qué finde! Viaje a Buenos Aires en Buquebus con entrada incluída a recital de Shakira. Trato de convencer a mi hijo, rockero metálico y estrenando mayoría de edad, para que acompañe a su hermana de 14 años: ¡ nonesssss!. Y bueeehhhh!!! Me sacrificaré por "eia". Apenas subo al micro que nos llevará al estadio, entro en clima, hago amistades, saco fotos. Mi hija observa divertida mi transformación y sólo comenta: " Mirá la que no quería venir". Llegada al lugar del evento, colas, más colas y colados, chequeos, corridas y la entrada al campo, a la popu, tres horas antes del show. Yo chocha porque había lugar adelante, cerquita del escenario ¡ grave errorrr!!!! Faltaba una hora para la aparición de Shakira y ya estaba agotada, mucho salto, mucho grito, mucho ruido, muchas peleas, muchos empujones ¡ y yo prendida en todos! Entran los Airbag y me sumo a los gritos ( ¿ serán los músicos de Shakira?) "Nooo, son los Airbag, ma, qué divinos, me quiero morirrr!!!" Hay que mimetizarse con el resto, saltar, gritar, empujar, y un solo riesgo: caer ( si existiera la posiblidad, entre tanta gente invadiéndose el aura, de poder llegar al suelo) y que la muchedumbre te aplaste y te deje chatita chatita como en los dibujitos. Cuando la cantante aparece en el escenario...¡ el descontrol!!! Se que está por su inconfundible voz porque la masa humana me pasea de un lado al otro por mucho tiempo hasta que la diviso. Aumentan los desmayos que ya habían comenzado y los cuerpos flojos reptan sobre las cabezas y las manos que los acercan a las vallas donde esperan los guardias de seguridad. Una "ambientalista" con remera de Gualeguaychú No a las Papeleras enciende un cigarrillo frente a mi estupor y me tira el humo a la cara. Un hombre con muletas y sin una pierna ( ¿ la habrá perdido en el agite?) empuja y se abre paso al grito de " ¡ Soy boliviano y quéeee???" y dos patovicas se paran sobre la valla y se zambullen tras él en el mar humano. Es la supervivencia del más apto. Hombres de negro o con cascos amarillos alcanzan vasos con agua y aumentan la locura. Caras aterradas gritando " ¡ Quiero salirrr de aquíiiii!" pasan delante mío sin rumbo definido ( mi hija y yo en esa zona "pesada" somos las únicas que permitimos el paso). Siento que los cordones de mis zapatillas ya no están pero es imposible averiguarlo porque como ya dije el suelo no se ve, se camina sobre pies y piernas. Hay olores, cuerpos empapados en transpiración, mucho calor, falta de aire, delirios de alegría y de espanto. A esta altura los "aguateros" nos arrojan el líquido elemento prescindiendo de los vasos. En los estribillos todos saltan y yo con mi natural gracia y oído musical hago exactamente lo contrario a lo que realizan miles de personas: cuando ellos suben yo bajo, cuando ellos bajan yo subo, pero optimista siempre, pienso que eso me permite respirar aire fresco cuando estoy arriba, aunque el corazón parece que se me va a escapar por la boca. Mientras vuelan botellas de plástico hacia la muchedumbre embravecida, mi hija me pide a gritos las pilas para la cámara fotográfica y al meter la mano en la mochila, que tengo colgada adelante, noto que se me aceita y con horror descubro que la bolsa de papas fritas que compré antes de empezar el show ( 2 por 8 pesos argentinos, sin opción) estalló en el interior desparramando su contenido y su grasa por toda mi cartera! Con la sorpresa las pilas se me caen y sin pensarlo ( ¡ inconscienteeeeeee!!!!!!!) desaparezco entre piernas y zapatos tanteando a ciegas y ... ¡ las encuentro! ( Gracias Shaki que tabas en una lenta). A esta altura comienzo a pensar si faltará mucho para el final y con alegría siento un "¡ Chau Argentina!" con acento colombiano. Pero no, falta el bis y la despedida y nadie está cansado, che, todos cantan y saltan como en las cinco horas y media previas, cuando hasta festejaban los avisos en pantalla gigante donde un jean se mueve cual cadera de Shakira. Se va la estrella y las luces del estadio se prenden. Es el fin de la batalla. Todos nos arreglamos algo: los pelos, los pantalones, los corpiños, mi hija me pregunta si tiene rota la remera en la espalda y yo me fijo si tengo cordones en mis "championes". Nos cruzamos con gente mirando hacia el piso en actitud de búsqueda. Un chico sentado sobre una valla levanta un zapato de mujer y pregunta a los gritos quien es la dueña. Yo, chiste obvio, le digo al pasar que será Cenicienta. Nadie ríe, quizás porque en ese momento todos miran a una chica con el ojo morado explicando que fue un codazo o porque entre el gentío que camina hacia todas partes o hacia donde te lleve el tumulto, aparece un can de la raza dálmata más perdido que perro en cancha de Vélez ( otro chiste obvio). Salimos del estadio y nos impresiona la marea humana. Nuestro objetivo es buscar un vendedor de bebidas, ¡estamos deshidratadas!, y encontrar el ómnibus que nos espera mucho más allá, frente a una estación de servicio. Llegamos entre los primeros y detrás nuestro sube gente muy cansada, nadie habla salvo una veterana que pide que esperen a su amiga que todavía está en el estadio porque perdió su mochila. Bueno, pienso, es una experiencia más, qué lomo tiene Shakira, deben de ser las horas de baile, después de esto la vuelta en Buquebus va a ser un poroto. Pero no, todavía queda el retorno a Uruguay, donde se mezcla la naturaleza irrespetuosa de los rioplatenses con el desastroso servicio de la empresa monopólica... pero sin las luces y la música del show del sábado.

domingo, noviembre 19, 2006

Si, si, lo admito! No soy cibernética, cambio los canales de la tele sin el control remoto, paso un buen rato grabando el mensaje del contestador automático, le busco el lado "B" al CD, en los bancos prefiero esperar tres horas para que me atienda un cajero de carne y hueso y no compartir un cubículo caluroso con una máquina que me pide cosas que no seee como darleeee, no se configurar la compu con la impresora, pasó mucho tiempo tratando de apagar la linterna de mi celu que no se por qué maldita razón y en contra de mi voluntad se prendió cuando yo sólo pretendía mandar un mensaje de texto del cual nunca pude entender su contestación porque eran un montón de letras y abreviaciones! No soy de esta era pero trato, juro que trato!!!! Me encantaría que los adelantos tecnológicos me ayudaran a enfrentar mis ocupados días pero nooo, me hacen más difícil la jornada diaria, preciso horassss, necesito más horass en el día! Políticossss, trabajen en pos de una ley para que los días tengán más horas, después vemos que hacemos con la "corrida diaria", la podemos meter en el plan de emergencia para que los beneficiados a base de los impuestazos que pagamos los que laburamos, además de mirar la tele y tomar mate y comprarse celulares con la ayuda del gobierno, también laburen un poco. ¡ Aguante el gobierno progresita que destruye al laburante y al estudioso en beneficio del "necesitado"!. Para todos los gobiernos, sean del color que sean es más fácil dominar al que no piensa y darle pan y circo en vez de educación y trabajo digno. Bueno, lamentable lo mío, me salió el "otro yo". Pa' calmar los ánimos y a continuación, vayan unas palabritas de mi autoría que me salieron todas juntas allá lejos y hace tiempo:
A veces los horarios
nos dominan
nos llenan de presiones
y de apuros
y cuando cambian números
o corren manecillas
el tiempo es lo que vale
y no los sentimientos
pero ¿ sabés?
un "te quiero"
sólo dura segundos
y un abrazo minutos
y no hay reloj ni alarma
que corte o que interrumpa
el instante de un beso
el momento en que sólo somos
vos y yo
sin hora y sin distancia
y hasta vale la pena
el tiempo hacia el encuentro.