miércoles, marzo 07, 2007

Entré al ascensor vacío. En el momento en que se cerraron las puertas sentí una presencia. Estaba sola pero algo me acompañaba. Giré para encontrarme con mi imagen en el espejo. Pero algo ocupaba parte del espacio a mi alrededor. Eso lo sentía. Miré hacia abajo y allí estaba en un rincón. Blanca, petisa, rellena, abandonada... a punto de largar su hediondez si seguía viajando en ese cubículo. Era una bolsa con basura. Que H de P el que la dejó. La tomé de sus orejitas, los pliegos del nudo que ocultaban sus miserias malolientes, y salí con ella hacia la noche. El contenedor la esperaba rebosante. Es que hace ya muchos días que los recolectores de basura están en huelga y los funcionarios municipales se solidarizan con los trabajadores de la empresa contratada y se niegan a prestar el servicio. Mientras, nuestra ciudad se llena de olores nauseabundos, con picos de más de treinta grados de calor y la amenaza del dengue en un país limítrofe. Festejen, uruguayos, festejen.

3 Comments:

At 7 de marzo de 2007, 11:40:00 p. m. UYST, Blogger Cuni said...

Bueno, parece que andamos en sintonía con los ascensores, ja!
Una vez salí de mi casa con la bolsa de basura para tirarla en el incinerador. Cuando llegué al trabajo mi jefe me dijo: "¿Qué hacés con esa bolsa?"
Saludos

 
At 8 de marzo de 2007, 10:59:00 a. m. UYST, Blogger FL said...

Dejar la bolsa en el ascensor me parece de quinta. Sus vecinos son una basura, Uru, una basura.

 
At 8 de marzo de 2007, 1:03:00 p. m. UYST, Blogger lauruguacha said...

jajaja, cuni. En el despiste también andamos en sintonía, yo me probé un pantalón en una tienda y me gustó tanto que salí del probador a comprarlo... ¡en bombacha!
Seee, fodor, ya los miro a todos con carita de "se lo que hicisteSSSSS".

 

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