jueves, febrero 01, 2007

Cuando tenía veinte años trabajaba en una escribanía. Una tarde invernal y lluviosa una pareja de ancianos tenía una cita con mi jefe, quien estaba en otra ciudad y llamó para comunicar que no llegaba en horario. Informé a los clientes pidiendo las disculpas correspondientes. La señora me dijo: - " No hay problemas, después de esto nada es un contratiempo" y me mostró su antebrazo tatuado con números. Yo miré el tatuaje y levanté la vista. Era una mujer muy linda. En sus ojos no vi rencor ni expresión lastimera. Su mirada era sabia. Años después lamenté no haberle preguntado...

2 Comments:

At 7 de febrero de 2007, 11:52:00 p. m. UYST, Blogger Claire said...

En el holocausto les tatuaban el brazo a las personas...y obviamente, después de pasar por eso, una simple espera no es nada grave.
Saludos

 
At 8 de febrero de 2007, 3:04:00 p. m. UYST, Blogger lauruguacha said...

Exacto, annie. A veces nos cruzamos con testigos de la historia reciente o no tan y es una pena no preguntar...

 

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