viernes, enero 19, 2007

Siempre tuve mis dientes incisivos centrales superiores ( ¿ se dirá así?), ¡mis paletas, bah! separada/os. Es una marca de familia, así los tenía mi padre y los tiene mi hija. En algún momento me los quisieron juntar pero el aparato dental no era fijo y siempre terminaba en mi cartuchera a la hora del recreo porque era muy difícil comer la merienda con ellos ( un asco lo mío). Pues bien, pasaron los años, procree una vástaga con dientes similares pero llegó un día en que fui a la dentista por otro tema y ella me propuso juntármelos usando algo así como una resina en cada diente que los ensanchaba un poquito y los acercaba. Y como tengo el si fácil accedí. En minutos tuve una nueva sonrisa y con la boca de oreja a oreja me fui directo a mi oficina donde había un cliente esperando. Tuvimos una reunión de trabajo que duro como una hora y al retirarse no resistí la tentación de preguntarle si me notaba algo distinto. Me miró y afirmó sin dudar: "Te hiciste las tetas". En ese momento comprendí que un hombre nunca le mira la cara a una mujer. Más allá que el exponente del sexo masculino quedó totalmente descolocado porque no había tanta confianza para su respuesta ( ¡ se le escapó!) yo me creí la conclusión que saqué de los hechos y poco después, cuando alguien que me gustaba mucho, me preguntó si sabía que era lo primero que le había gustado de mi cuando me conoció, contesté inmediatamente: "¡ Mis tetas!" echando por tierra todo el romanticismo de mi interlocutor que con voz desilusionada me contestó: "Eso fue lo segundo, lo primero fue tu mirada". Siempre hay una excepción a la regla y si, reconozco, yo estuve muy guaranga.

4 Comments:

At 19 de enero de 2007, 3:29:00 p. m. UYST, Anonymous Anónimo said...

y es que... "tiran más dos tetas, que dos carretas"

 
At 22 de enero de 2007, 2:36:00 p. m. UYST, Blogger lauruguacha said...

Y...una nueva versión del viejo dicho...

 
At 23 de enero de 2007, 3:06:00 a. m. UYST, Anonymous Anónimo said...

Srta Uruguacha:

ud disculpará, hace mucho que no le dejo un comentario y me gustaría estar más inspirado, pero hay veces en que me imagino (un lugar común, por cierto) a la persona que escribió algún texto en el mismo momento que lo hace. Ahora, entonces, me la imagino describiéndo sus dientes, mordiéndose un labio con ellos, traduciendo marfil en impulsos eléctricos.

También entreveo su generoso escote atravesado por una carcajada, iluminado por la azulina luz de un monitor, el pelo oscuro y largo cubriendo parte de su oriental espalda.

No me pregunte por qué me imaginé todo esto, simplemente la ví sonreír al describirse, quizá ví cuando asomó la timidez o puede que la haya visto dudar, sintiendo que... bueno, sí, tantos datos sobre su humanidad estaban bien, no era para tanto.

¿Se gusta? ¿Se mira? ¿Se percibe? ¿Se roza? ¿Se oye? ¿Se canta? ¿Se encanta?

Y eso.

Saludos

 
At 23 de enero de 2007, 12:21:00 p. m. UYST, Blogger lauruguacha said...

Sr. Roy: Me sorprendió todo lo que le inspiré pero que bueno, yo también leo e imagino. Tiene razón en la duda sobre tantos datos y no tiene razón sobre el pelo oscuro, hay quienes me dicen "colorada" ¿ por qué será? ( uy, ahí van más datos). Y no crea que ando por ahí portando un generoso escote pero lo que Dios da no se puede ocultar aunque se tape. Y a su interrogatorio contesto: No me gusto pero me tolero. Me miro poco. Me percibo tanto que a veces no me banco. Me rozo...see... A veces me oigo demasiado, a veces no me oigo nada. ¡Me canto! ¡ No me encanto!

 

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