miércoles, diciembre 06, 2006

Cuando la vida te saca una madre...¡te da una abuela! para que no te olvides que las veteranas de más de sesenta años se ponen muuuy rompepelotas. Mi abue mañana cumple noventa años, cuando yo nací tenía mi edad! Eso si que no lo puedo creer! Yo no tengo edad de ser abuela! Más allá que en nuestros recuerdos de la infancia las personas y las cosas siempre son más grandes, mi abuela era alta y fuertona, ahora es bajita y delgada. Hace unas semanas, por el calor, dejó sus pañuelos y chalinas guardadas pero sigue de labios pintados y con collares, pulseras y anillos. No entiende por qué no me pinto y siempre que voy me hace algún comentario elogioso de mi pelo, quizás porque heredé su rulos. Cómo buena representante de su generación, a pesar de tener un precioso nombre, María Luisa, ha portado toda su vida con un apodo: Morocha. Fue la tercera hija, de cabello y ojos oscuros, después de dos niñas rubias y de ojos claros, hermanas por parte de madre y no de padre, quien le transmitió sus genes portugueses. La abuela se crió en la península del este cuando aún era un puñado de casitas rodeado de médanos y cuando yo era niña me contaba que su padre al escavar el suelo haciendo una quinta encontró boleadoras de charrúas y un juego de cubiertos de plata. A los quince años se fue a estudiar a Montevideo y vivió con su madrina. Siempre recuerda que vivía en la capital cuando se inauguró el estadio Centenario y que votó por vez primera poniendo en práctica la ley de derechos civiles de la mujer. Se casó joven, tuvo dos hijos, trabajó toda su vida. Eso le permite ser hoy, a los noventa años, una señora independiente económica y físicamente ( ella dice que su salud se debe a un cóctel de ingredientes ya olvidados que le daba su madre como desayuno en su infancia). Mi abuela acaba de llamarme telefónicamente mientras escribo sobre ella para recordarme ¿ por décima vez? un encargo. No la dejamos salir sola porque nos da miedo y eso la pone furiosa, acostumbrada a valerse por si misma. Recibió de muy mala manera a una dama de compañía y la echó al mes porque prefiere contar en tono lastimero a quien la escuche que está sola todo el día. Si la visitamos se queja a los gritos y entre nuestras conversaciones de que la casa no es un club y que no la dejamos escuchar el informe del asesinato que transmiten en el noticiero televisivo. Este invierno le hicieron un homenaje a toda la " muchachada" de su generación como los habitantes más antiguos de Punta del Este. No quiso ir a pesar de las insistencias para luego del evento dedicarse a comunicar a quien se le cruzara que le hubiese encantado asistir pero que todos estábamos demasiado ocupados para llevarla. Cuando actúa así me da mucha rabia y se lo digo. Ella dice que está chocha y no le creo. Es muy inteligente y muy lúcida. Los defectos y las virtudes se agravan con la edad, simplemente es eso. Entre sus virtudes está la de ser muy cariñosa y creo que de ella heredó la familia una forma de ser tan demostrativa, muchos besos, muchos abrazos, muchos te quiero y también muchas peleas. También heredamos la generosidad, el gusto por la lectura y las largas conversaciones acerca de todo. La abuela vio morir a mucha gente querida, entre ellos a su hija, su yerno y dos nietos, siendo longeva en una familia que no lo es. Este invierno salvó a su hijo de un coma diabético y supo exactamente que hacer ante una emergencia. Ahora está sumamente ansiosa por su cumple porque le gustan las fiestas y siempre recibe muchas visitas que reviven las anécdotas donde siempre está, como aquella vez que mirando la foto de un casamiento preguntó quien era esa señora tan elegante...¡ y era ella! o cuando le dijo a la esposa de un sobrino que todos los Batista eran fallutos y la interlocutora tenía ese apellido! El mes pasado fuimos al cumpleaños de quince de la hija de mi primo hermano y la abuela estaba feliz, quería bailar y en las fotos aparece sonriente, de vaso de whisky en mano y collar hawaiano. Una vez me dijo que cuando pensaba en la edad que tenía ni ella se lo creía. Debe ser triste tener una mente joven en un cuerpo de anciano, aunque sale furiosa de un chequeo médico porque mire usted, tanto esperar, para que a una le digan que está sana. Hace unos días soñé que se moría y me arrepentía de las veces que la rezongué por ser tan quejosa, a la mañana la llamé para decirle un te quiero abue. Dicen que esos sueños alargan la vida, yo creo que Morocha todavía tiene cuerda para rato, ¡ FELICES NOVENTA, ABUE!!!!!

2 Comments:

At 7 de diciembre de 2006, 12:22:00 p. m. UYST, Blogger Unknown said...

Uruguachita,

Es un placer y un honor para mi haber podido pasar por esta, tu casa virtual. La verdad, no me había percatado de su existencia (durante mucho tiempo me comentaste sin el blog activo), pero ahora que lo conozco, pasaré asiduamente a visitar a mi amiga.

Respecto a las madres y abuelas, bien dice el dicho "Madre hay una sola", a lo que yo agrego "Gracias a Dios!!!". Tengamosle paciencia y demosle un poco del cariño que ellas han tenido para con nosotros cuando pequeñitos. El amar es dar sin esperar nada ¿no?

 
At 8 de diciembre de 2006, 12:44:00 p. m. UYST, Blogger lauruguacha said...

Hola Mago! Gracias por la visita! Vengo de la trasnochada por el cumple de la abue! MD fue conmigo y aunque ya los conoce no puede creer lo que son los integrantes de mi familia, poquitos, escandalosos y tooodos locos! ( incluída yo). De lo que no hay duda es de que la abuela está rodeada de amor ( y poca paciencia! jaja!). Usted ya conoce mi carácter así que "imaginesé". Un abrazo, Mago, buen finde!

 

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