Cuando empezás a comprender que todo es causa y efecto, los amigos que no sirven se van solos y las personas que están en tu misma sintonía se cruzan en tu camino. Y vos estás reacia al título de Amigo pero te sorprendés de poder hablar cada vez más seguido con gente que no te mire como una loca. Y que un rato parezca un ratito, filosofando entre pizzas, fainás, cervezas y gaseosas.

Fue un gustazo, compatriota.