Cuando se sorprendió recordando tiempos buenos sin olvidar desilusiones ni abandonos.
Cuando comprendió que nadie es "todo malo" o "todo bueno".
Cuando sintió que se podía vivir a pesar de todo.
Cuando entendió que las decisiones tomadas ya no eran revocables y que la vida es eso, un continuo decidir.
Cuando supo que los caminos dependen del entorno y de las experiencias.
Cuando no tuvo dudas de que siempre estamos solos a pesar de estar rodeados.
Cuando asumió sus responsabilidades y las consecuencias de sus actos y dejó de culparse o culpar.
Cuando se sorprendió entendiendo desde adentro, sin influencias ni exigencias.
Simplemente sintiendo.
Entonces...
Supo que ya no había broncas ni rencores.
Entendió lo que es vivir en paz.