Cuando éramos adolescentes, una amiga de mi hermana quiso "cortar" con su novio. El le contestó que iba a dejar de respirar hasta morir.
- "¿ Y?"
- "¡Y cuando se empezó a quedar violeta lo sacudí y le dije que seguíamos!".
Todas reímos a carcajadas.

Hoy, veinte años después, me crucé con el suicida vivito y coleando. Salía de un colegio en el que es profesor de teatro ( ¿ habrá actuado aquella vez?).
A ella la vida se la llevó lejos, alguna vez supe que la rubia despampante se casó con otro, tuvo muchos hijos, engordó y se dedicó a ser ama de casa ( en ese órden).
Ambos seguramente son felices.
Ella habrá comprobado que se puede decidir sin dejarse dominar por las presiones.
El habrá aprendido que no se puede retener a alguien a la fuerza.
Cuando se pretende manipular con la lástima lo único que conseguimos es ahuyentar al respeto.