De anoche recuerdo dos sueños en los que participaron mis padres que ya fallecieron.

Primer sueño:

Yo ( con total calma): - Hijo, a ver si sos más delicado con el juego de manos, acabas de matar a tu abuelo.

Mi hijo ( con orgullo): - ¡Y antes quebré a la bisabuela!

Aparece en escena mi hija emocionada, con unos anteojos en la mano: - Encontré los lentes del tata, ¡se ve que volaron con el golpe en la sien!

Segundo sueño:

Estaba en algo así como un cumpleaños y decidía irme. En el momento que voy a traspasar la puerta siento que alguien me elogia el abrigo. Me miro y veo que tengo puesta una campera que en la vida real le vi a una amiga ( María de los Angeles) y en el sueño pienso que me va a servir por si llueve. La persona que me lo elogia es mi madre y sale a acompañarme. Yo la veo joven, linda y contenta. Es de noche y caminamos por un parque con el césped bien corto. A lo lejos, en la oscuridad, me espera un auto con mis hijos. Yo le digo que vuelva que va a tomar frío y en ese momento sentimos un ruido como de chapas. Miramos hacia atrás y vemos el lugar de donde salimos. Es un enorme y alto silo hecho con chapas grises y acanaladas que se mueven con el viento y enseguida todo explota y se prende fuego. Le digo a mi madre que me alegra que no se haya quedado adentro porque se hubiese muerto de nuevo y amago a ir a socorrer. Siento que mi madre me tira del brazo y empieza a correr, llevándome hacia el lado contrario. Cuando miro hacia el lugar de la explosión veo que aquello enorme y prendido fuego cae lentamente hacia nosotros y nos cubrirá. Es como la imagen del Zeppelin. Siento el cansancio de mi madre como si fuera el mío. Corre adelante llevándome del brazo y en lo único que pienso es en salvarnos aunque me parece imposible.

Recuerdo vagamente un tercer sueño en que a mi hija, de un día para el otro, se le llenaba la cara de enormes granos.

¡ Mis noches son muy agitadas!