Ayer cuando estaba acostada y a punto de dormir me acordé de algo y para recordarlo me puse el reloj en la "muñeca" derecha.

A la madrugada me desperté y al verme el reloj no tenía idea de lo que debía recordar.

Empecé a repasar lo que podría ser pero el instinto me decía que no era nada de esa lista mental.

Al pensar en todo lo que tenía que realizar hoy me puse ansiosa y me levanté para no dejar paso al nerviosismo.

Prendí la tele y odié que no me llame la atención.

Quise leer pero no encontraba mis lentes y parecía que las letras bailaban.

Me puse a hojear/ ojear una revista de actualidad y las fotos me hartaron.

Miré que mis bebés ( quince y dieciocho años) estuvieran tapados y les di un beso ( ¡ qué pesada!).

Fui a la cocina y me arrepentí una vez más de nunca tener algo rico para comer.

Fui al baño, hice pis, me saqué unos pelitos de las cejas.

Me paré en el dormitorio con las manos en jarra pensando la posible razón del reloj en mi brazo derecho.

Me dio frío y me metí en la cama.

Corrí un poquito la cortina pensando ver las estrellas pero el cielo estaba oscuro y nublado.

No se en que momento me dormí.

Hoy desperté muy cansada y me tapé hasta la cabeza llena de pereza. En esos minutos antes del salto hacia el baño recordé que debía avisarle a mi hija que hoy a las cinco de la tarde tenía dentista y el instinto me dijo que esa era la razón del cambio de reloj.

Miré la hora y grité -" ¡Nos dormimos!"

- " No ma, hoy es día de ATD."

- "¿ De qué?"

- " Hay asambleas técnicas docentes y no hay clases, ayer te avisé"

- "Aaahh...Hoy a las cinco tenés dentista".

Digo yo: ¿ No hubiese sido más fácil levantarme anoche y anotar lo recordado?. ¡ Qué boluuu!