El primer fin de semana de marzo fue triste para mi. Una discusión fuerte con el padre de mis hijos, al que no ven desde hace seis años, me hizo sentir muy mal. No soporto que juegue con sus sentimientos, ya sufrieron bastante en sus cortas vidas para que encima se los ilusione o se los trate de manipular. Por suerte tengo una muy buena relación con ellos y podemos hablar de todo. Ellos la tienen "más clara" que yo pero a mi me sigue doliendo la indiferencia y la frialdad de mi ex marido. No puedo creer que se pueda comportar así con las únicas personas que le dieron todo su amor incondicionalmente. En la noche de ese primer domingo del mes, hablando con mi hija, me puse a llorar desconsoladamente, no podía parar de hacerlo, descargué de improviso toda la angustia reprimida desde el viernes a la noche. Ella me abrazó y se puso a llorar conmigo mientras me decía que no quería que yo sufriera. Sólo le contesté que a veces me cansaba de ser siempre fuerte. Y así estuvimos largo rato, abrazadas y llorando, como buenas integrantes del sexo femenino. Al otro día yo escribí el post sobre mi madre. Y ayer, al entrar en el fotolog de mi hija, lo que hago cada tanto ( madre cuida), leo lo que ella escribió al día siguiente:
" Llorabas como nunca me lo hubiera imaginado, cuando yo abracé tu cuerpo casi derrumbado, ese día la tristeza inundó tu alma herida y tanta impotencia contenías en las manos, con llanto que te ahogaba sin aliento como un niño y el dolor fue mío por un eterno instante y no sabía que decir para ayudarte...se fuerte, levantate, mi ejemplo eres tú, no caigas, resiste, me partes el alma en pedazos si veo que sufres y sigues llorando...lloras, esta vez sobre mi hombro, y sentir todo esto por un eterno instante y no saber que decir... pero abrazarte.../=
SI VOS NO SOS FELIZ, YO TAMPOCO...NO PUEDO SOPORTAR QUE ESTES SUFRIENDO... decepcionada. S = "
Lo que está en letras rojas se que es una canción de su ídolo Axel, lo que está en letras azules salió del corazón de una niña - mujer de catorce años.
Cómo puedo encerrarme en mi dolor y no permitirme ver a la luminosa personita que tengo a mi lado. Yo necesitaba el abrazo de mi mamá y había tenido el abrazo de mi hija, que quizás no valoré. Seguramente ella vio en mis ojos un dolor parecido al que yo vi en los de mi madre, aquella vez que entré a su dormitorio y se volvió para mirarme.
En todos estos años mis hijos han sido el motor que me hace levantarme todos los días. Ellos me asombran cada tanto con su madurez, seguramente el producto de las pérdidas que han tenido siendo tan chicos. A veces mi fortaleza cae y no quiero que mi debilidad llegue a ellos porque siento que soy la persona adulta en la que ellos pueden confiar. Son independientes, sociables, alegres, cariñosos y la vida no ha sido fácil para ellos. Ojalá que si alguna vez tienen hijos, éstos sólo vean felicidad en sus ojos.