jueves, diciembre 28, 2006

Una señora con la que me cruzo de vez en cuando por motivos laborales, me preguntó cómo había pasado la Navidad. - Le contesté que muy bien y seguí en lo mío. - " Si, claro, pero para quienes no tenemos a nuestros padres estas fechas son difíciles" - escuché que me decía con voz lastimera. - " Bueno, siempre hay que poner buena onda para pasar lo mejor posible" le respondí. - "Vos decís eso porque tenés a tus padres vivos" - la oí contestarme. Deje lo que estaba haciendo, la miré fijo y le dije: - "Mis padres están muertos". Ella tuvo un momento de zozobra, entreabrió la boca y los ojos se le quedaron redonditos y fijos en el más allá pero reaccionó enseguida para contestarme: - "Pero yo no tengo hermanos". Sin comentarios.

martes, diciembre 26, 2006

Primero que todo: no lo puedo "acreerrrr"... he recibido visitas en mi blog y todas muy bienvenidas porque he andado por sus casas virtuales primero y me encanta lo que escriben. Leyendo el comentario de uno de mis visitantes sobre mi dignidad ante una situación específica, recordé una anécdota donde yo siempre uso esa palabra al terminar de contarla: Dignidad. Resulta que en mi trabajo siempre dejo para ir al baño a último momento, si estoy escribiendo pienso " hasta que llegue al punto"...y cuando llego " bueno, mejor sigo un poco más"... Si estoy al teléfono pienso que después de esta llamada que se engancha con otra y justo cuando corto viene alguien y así voy dejando pasar el tiempo. Y la acción transcurre en un día donde anduve a mil y tuve unos pequeños llamados intestinales pero los ignoré. Así se pasó la tarde hasta que quedé sola en la oficina cuya puerta no cerró con llave la última persona que se marchó. Yo estaba en un privado al fondo, era de tardecita y de pronto todas las ganas que sofoqué se vinieron en patota y salí corriendo para el baño. Con la seguridad de estar sola comencé a bajarme el pantalón en el pasillo y al abrir la puerta del baño apunté con la cola hacia el inodoro y me tiré hacia el mismo. La maniobra tuvo una explicación, ya no aguantaba más y algo no muy agradable se me caía sin ninguna necesidad de ayuda. Todo esto que cuento fue en segundos: corrida por el pasillo bajándome pantalón y chabomba, derrape hacia el baño maniobrando con la cola hacia el "water". Al caer sobre el recipiente sanitario rompí con ruido importante la tapa de plástico al mismo tiempo que deposité con una herrmosa flatulencia lo que por tantas horas rogó salir. Es en ese momento, con la puerta abierta del baño, sentadita sobre la tapa rajada y con carita de alivio, que siento que alguien pronuncia tímidamente mi nombre y es también en ese preciso momento que recuerdo que había olvidado que un serio y veterano cliente había sido citado a última hora de la tarde. Inmediatamente ( tengo una poderosa reacción ante el stress) cerré de una patada la puerta al tiempo que con mi mejor voz decía: " Ya voooy". Y como soy mujer de palabra, al cabo de unos minutos salí del baño, con una diggggnidad che, que parecía que había estado reunida en teleconferencia con Tabaré y Néstor tratando de solucionar el conflicto de las papeleras ( la libre asociación de ideas la dejo librada a la imaginación de quien lea) ignorando todo lo sucedido momentos antes... aquí no pashó nada valorrrr y shi no te gutó...recatate!!!

miércoles, diciembre 20, 2006

En esta época llegan al estudio los clásicos obsequios de fin de año, que casi siempre son bebidas espirituosas. Entre los regalos trajeron una caja de madera con un licor y algo que a mi entender eran bombones y al entender de mi socia eran jabones. Mi lógica decía que era algo comestible, más si venía con un líquido bebible y como mi curiosidad ( y mi glotonería) no daban más, pedí autorización para abrir el paquete antes del brindis navideño. Junto con un café me dispuse a morder una campanita color salmón que resultó tener gusto a ... ( aquí suspenso, después se los cuento). Como "eia" no quería dar el brazo a torcer pensó " mmm...es por el colorante, mejor pruebo el papanoel marroncito, ese si que es chocolate puro". Y ante la mirada atenta de mi socia entré a masticar el sombrerito, la cabecita, el cuerpito, las botitas del Papá Noel morocho buscándole gusto a chocolate pero el muyyyy guacho tenía gusto a ... ¡sebo!!!. La campana salmón y el papanoel marrón eran...¡ velas! ¡No pude sacarme en toda la tarde el gusto asqueroso de la boca y cada vez que veo la caja con el licor y el resto de las velas temáticas me dan ganas de vomitar! ¡En cualquier momento me fabrico unos soretitos con pabilo de lo más interesantes!

viernes, diciembre 15, 2006

Este invierno le pedí a mi hijo que me prestara su mochila negra para irme de paseo un fin de semana. El domingo a la noche se la devolví y el la llenó con los útiles del colegio. El lunes se fue al liceo y en la clase de dibujo, al sacar una regla de su morral observa, junto con todos sus compañeros y su profesora, que en una punta trae enganchada una bombachita de encaje negro. Inmediatamente gritó: " Es de mi vieja!!!" Pero, pobrecito mi hijo, nadie le creyó. ( ¿ Será por eso que esta semana, al recibir sus calificaciones de fin de año, me sorprendí al leer que en la única materia que quedó a exámen fue en Dibujo?).

jueves, diciembre 14, 2006

Juro - por mi vida y el amor que siento por ella - que nunca viviré para otro hombre, ni pediré a otro hombre que viva para mí.
AYN RAND

miércoles, diciembre 13, 2006

Yo sé,
aunque nunca
te vi,
que siempre
te voy
a recordar.
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Yo sé,
y vos también,
que fue
lo mejor.
Pero extraño
tu abrazo.
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Yo sé,
que quizás
algún día
te reconozca
en una mirada
y te pida perdón.
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La vida está llena de decisiones, siempre estamos optando. Esta historia comenzó antes de mi decisión final y con otras decisiones. Recuerdo perfectamente el momento de la primera opción. Cuando me acuerdo de toda esa etapa la veo como si lo pasado le hubiese sucedido a otra persona. Quizás estaba marcado en mi destino. Se que mi vida sería distinta ahora, no mejor ni peor, seguramente más complicada pero también muy relacionada con los afectos. Nunca me hubiese arrepentido del camino que no tomé pero no pude ser tan valiente. He pensado muchas veces que elegí lo correcto pero no puedo olvidar lo que no fue. Yo te pido perdón donde estés.

miércoles, diciembre 06, 2006

Cuando la vida te saca una madre...¡te da una abuela! para que no te olvides que las veteranas de más de sesenta años se ponen muuuy rompepelotas. Mi abue mañana cumple noventa años, cuando yo nací tenía mi edad! Eso si que no lo puedo creer! Yo no tengo edad de ser abuela! Más allá que en nuestros recuerdos de la infancia las personas y las cosas siempre son más grandes, mi abuela era alta y fuertona, ahora es bajita y delgada. Hace unas semanas, por el calor, dejó sus pañuelos y chalinas guardadas pero sigue de labios pintados y con collares, pulseras y anillos. No entiende por qué no me pinto y siempre que voy me hace algún comentario elogioso de mi pelo, quizás porque heredé su rulos. Cómo buena representante de su generación, a pesar de tener un precioso nombre, María Luisa, ha portado toda su vida con un apodo: Morocha. Fue la tercera hija, de cabello y ojos oscuros, después de dos niñas rubias y de ojos claros, hermanas por parte de madre y no de padre, quien le transmitió sus genes portugueses. La abuela se crió en la península del este cuando aún era un puñado de casitas rodeado de médanos y cuando yo era niña me contaba que su padre al escavar el suelo haciendo una quinta encontró boleadoras de charrúas y un juego de cubiertos de plata. A los quince años se fue a estudiar a Montevideo y vivió con su madrina. Siempre recuerda que vivía en la capital cuando se inauguró el estadio Centenario y que votó por vez primera poniendo en práctica la ley de derechos civiles de la mujer. Se casó joven, tuvo dos hijos, trabajó toda su vida. Eso le permite ser hoy, a los noventa años, una señora independiente económica y físicamente ( ella dice que su salud se debe a un cóctel de ingredientes ya olvidados que le daba su madre como desayuno en su infancia). Mi abuela acaba de llamarme telefónicamente mientras escribo sobre ella para recordarme ¿ por décima vez? un encargo. No la dejamos salir sola porque nos da miedo y eso la pone furiosa, acostumbrada a valerse por si misma. Recibió de muy mala manera a una dama de compañía y la echó al mes porque prefiere contar en tono lastimero a quien la escuche que está sola todo el día. Si la visitamos se queja a los gritos y entre nuestras conversaciones de que la casa no es un club y que no la dejamos escuchar el informe del asesinato que transmiten en el noticiero televisivo. Este invierno le hicieron un homenaje a toda la " muchachada" de su generación como los habitantes más antiguos de Punta del Este. No quiso ir a pesar de las insistencias para luego del evento dedicarse a comunicar a quien se le cruzara que le hubiese encantado asistir pero que todos estábamos demasiado ocupados para llevarla. Cuando actúa así me da mucha rabia y se lo digo. Ella dice que está chocha y no le creo. Es muy inteligente y muy lúcida. Los defectos y las virtudes se agravan con la edad, simplemente es eso. Entre sus virtudes está la de ser muy cariñosa y creo que de ella heredó la familia una forma de ser tan demostrativa, muchos besos, muchos abrazos, muchos te quiero y también muchas peleas. También heredamos la generosidad, el gusto por la lectura y las largas conversaciones acerca de todo. La abuela vio morir a mucha gente querida, entre ellos a su hija, su yerno y dos nietos, siendo longeva en una familia que no lo es. Este invierno salvó a su hijo de un coma diabético y supo exactamente que hacer ante una emergencia. Ahora está sumamente ansiosa por su cumple porque le gustan las fiestas y siempre recibe muchas visitas que reviven las anécdotas donde siempre está, como aquella vez que mirando la foto de un casamiento preguntó quien era esa señora tan elegante...¡ y era ella! o cuando le dijo a la esposa de un sobrino que todos los Batista eran fallutos y la interlocutora tenía ese apellido! El mes pasado fuimos al cumpleaños de quince de la hija de mi primo hermano y la abuela estaba feliz, quería bailar y en las fotos aparece sonriente, de vaso de whisky en mano y collar hawaiano. Una vez me dijo que cuando pensaba en la edad que tenía ni ella se lo creía. Debe ser triste tener una mente joven en un cuerpo de anciano, aunque sale furiosa de un chequeo médico porque mire usted, tanto esperar, para que a una le digan que está sana. Hace unos días soñé que se moría y me arrepentía de las veces que la rezongué por ser tan quejosa, a la mañana la llamé para decirle un te quiero abue. Dicen que esos sueños alargan la vida, yo creo que Morocha todavía tiene cuerda para rato, ¡ FELICES NOVENTA, ABUE!!!!!

domingo, diciembre 03, 2006

Sentado junto a mi
frente a la estufa
tú me hablas.
La luz del fuego
dibuja sombras
en tu rostro.
Yo te escucho
en la cálida penumbra.
Qué tienes.
Qué es lo que te hace
tan único para mi.
Por qué
estoy tan segura
de que no deseo
estar en ningún
otro lugar
que no sea éste,
sentada junto a ti,
escuchándote,
mientras la luz
del fuego
dibuja sombras
en tu rostro.

sábado, diciembre 02, 2006

Hace unos cuatro años, mi hija, aún niña, me pidió algo que yo supuse estaba dentro de mi cartera. Le dije que lo buscara y al rato al pasar frente a su dormitorio la veo tirada sobre la cama llorando. Entré preocupada preguntando que le pasaba y me comentó que en mi bolso había visto algo que no le había gustado. Yo, inocente de mi, pensé "¿ un bicho?" y al instante recordé lo que la podía haber afectado. Su mamá tenía preservativos y una mamá no tiene sexo y menos si está separada de un papá. El año pasado nos fuimos con mi vástaga de paseo por un fin de semana y en el hogar dulce hogar quedó mi hijo adolescente. Pues bien, al volver, la niña ya devenida en jovencita, encuentra ... un preservativo, que el hermano como al pasar y sin darle mucha trascendencia reconoce ante mi como de su propiedad. Más allá del destino de encontradora de condones familiares de mi hija, ( mi mayor cuestionamiento a su edad era por qué las monjas no quedaban embarazadas y si sería porque no se casaban ¡ chica católica!), qué tranquilidad me dio saber que los temas hablados con mi hijo como al pasar y cuando surgían no habían sido en vano y que no era tan irresponsable e inmaduro como su progenitora lo veía. Qué tema es ser madre de chicos adolescentes y más cuando el padre está lejos. Creo que el diálogo expontáneo y natural es importante aunque a veces de un poco de inhibición. Ellos son más receptivos y auténticos que nosotros que venimos con años de hipocresías y tabúes. Y el cuidarse y quererse para ellos es prioritario. Y enganchando con este tema aprovecho para tratar otro y es la poca publicidad que se hace a la forma de prevenir el sida ( y otras enfermedades de transmisión sexual). Se ven o se escuchan anuncios de campañas de lucha contra esa enfermedad pero no se dice cómo prevenirla, me parece que los preciosos minutos o páginas que se gastan en informar que se está trabajando para ello y que por consultas se llame o se escriba a tal o cual número, serían más preciosos aún si directamente se dijeran las formas de prevención. En Uruguay, hace unos cuantos años, se realizó una campaña de prevención por televisión donde se veía a un chico poniéndose un equipo de neoprene y luego entrando al mar ¡ qué ridículo mensaje! ¿ No era mejor hablar sin vueltas? ¿ Por qué tenemos tanto miedo a hablar de la sexualidad? ¿ No resulta contradictorio que una embarazada se pasee orgullosa con su panza, la prueba de su copulación, en un país donde hablar de sexo está casi prohibido por las buenas costumbres? Y mientras, han aumentado los casos de sida en nuestro país y el porcentaje de mujeres infectadas, y lamentablemente se ven cantidad de chicas jovencísimas y embarazadas, destruyendo su adolescencia pero también arriesgando la vida en relaciones sin preservativos. Pero sigo creyendo que somos los de cuarenta y pico los que más nos arriesgamos y jugamos a la ruleta rusa una vida sana por un momento de calentura. He dicho.